LLACOLÉN

Era la princesa mapuche, hija del toqui Galvarino. Su belleza imponente la tenía en los ojos no solo de integrantes de su pueblo, sino que también conquistó al enemigo.

Preciosa y rebelde. Codiciada y odiada. Dueña de sus decisiones en tiempos en que los padres tomaban decisiones por los hijos.

Galvarino un día decidió que su hija debía casarse, y para ello negoció con el cacique Lonco, que el elegido sería su hijo Millantú. Ella no conforme con la decisión, la aceptó, y a la vez, convirtió la actual Laguna Chica de San Pedro de la Paz su espacio para reflexionar.

En eso estaba hasta que un soldado español, de rango capitán, la conoció. Se enamoró inmediatamente de ella. Las reuniones en torno a la laguna fueron habituales, hasta que su esposo, Millantú, los vio juntos. 

Envuelto en celos inició una pelea mortal; el español dio batalla en medio del bosque, sin embargo ambos lograron su objetivo hasta que la sangre llegó a la laguna. Ambos murieron por el amor de Llacolén. Ella, envuelta en pena, decidió no continuar y se sumergió en la laguna hasta desaparecer.